La depredación de la naturaleza, del medio ambiente y de la calidad de vida de la gente sigue en franco desarrollo en el marco del modelo neoliberal vigente.
Por sobre consideraciones ambientalistas, por sobre la palabra empenada y por sobre la defensa de la vida de la gente; el Estado chileno sigue privilegiando la ganancia fácil, los intereses de las transnacionales, en detrimento de las personas y del medio ambiente.
La pretensión de instalar una termoeléctrica en Punta Choros era realmente un grosero atentado y que pretendía intervenir un lugar excepcionalmente bello y en armonía. Ni siquiera se trata de producir energía eléctrica para mejorar la vida de las poblaciones y espacios públicos. Muy por el contrario, se trata de generar un gran potencial eléctrico, que sea la base energética para que las multinacionales de la gran minería sigan extrayendo riquezas del corazón de la Cordillera de los Andes, en función de enviarlas en bruto a sus casas matrices, donde serán refinadas y convertidas en valiosos metales.
Si nuestras autoridades se juegan por estos proyectos, contra la voluntad de una gran parte de la población y de las autoridades locales, en complicidad escandalosa con estos grandes negocios internacionales.
En poco tiempo más la Cordillera dejará se ser esa majestuosa y blanca montana, para convertirse en grandes perforaciones, con glaciares destruidos, con aguas contaminadas, destruyendo los ricos valles transversales.
Ese mar que tranquilo nos bana, será muy pronto un gran basurero con miles de especies muertas o desaparecidas, tal como ha sucedido con las salmoneras en el sur de Chile.
¿Frente ha esta situación quien podrá defendernos?
Está claro que no serán ni las autoridades, ni los empresarios, que pronuncian grandes discursos haciendo alusión a la patria y al estado de derecho.
Los únicos actores reales que están interesados en la defensa de la vida y del medio ambiente son los trabajadores, campesinos y pueblos originarios.
Urracas Emaús Chile
