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PLANETE A VENDRE

 

Se vende el planeta. Recién, en Francia, se difunde un programa por la cadena televisiva Franco-Alemana, para enfocar un tema crucial: como los países ricos y la finanza internacional se apropian de las tierras cultivables del mundo. Es un reportaje hecho película sobre un fenómeno que cubre el planeta. En el 2009 fueron 50 millones de hectáreas de tierra cultivables que cambian de dueño y otras decenas de millones se preparan para lo mismo. Se estima que en el 2050 habrá una población mundial de 9,2 mil millones de personas mientras algunos recursos naturales se extinguen. Desde 2008 es más notoria el alza de los precios de los alimentos, sumado a las revueltas que han afectado a los países más pobres lo que se acelera con la crisis financiera provocada por la finanza internacional.
Hay países que dependen de las importaciones alimentarias para mantener al pueblo cuando no tienen  autosuficiencia por lo que las multinacionales de alimentos agrarios y los inversionistas internacionales, llámese bancos o fondos de pensión se precipitan sobre las tierras cultivables en donde estén a la venta. La necesidad aumenta la especulación. Hay personas inmensamente ricas que jamás han sembrado ni una papa o levantado una fábrica y han hecho sus fortunas en la bolsa, a costa de los demás. Etiopia vive con la ayuda internacional para comer; pero vende sus tierras a precio de liquidación.
Hay una carrera implacable hacia el oro verde. El especulador indio Ram Karaturi ha dicho que la tercera onda de las “deslocalizaciones” está en marcha y ella concierne a un bien tan vital como simbólico: la tierra. Entonces adquirió 300.000 hectáreas en África del Este para producir y vender rosas para Europa, luego arroz a todo el mundo. La película muestra también una mono cultura intensiva, instalarse en las tierras ancestrales de campesinos que no tienen más alternativa, que arrendar su fuerza de trabajo por algunos céntimos de euros o emigrar. Y se plantea la pregunta: ¿Podemos dejar la seguridad alimentaria depender de la sola lógica de los beneficios? Alguien de la FAO estima que existe el riesgo de un neocolonialismo agrario. Y otro echa de menos la ausencia de contrapoderes, salvo la información. Los países ricos están cosechando en los países pobres que son incapaces de alimentar a su propia población.
Los compradores de tierras cultivables son inversionistas de Japón, china, India y países del Golfo, apoyados por sus gobiernos para garantizar así la alimentación en sus países: pero también lo hacen los bancos y fondos especulativos porque la inversión en tierras será más jugosa en el futuro.
En chile grandes extensiones ya pertenecen a capitales extranjeros que explotan la fruta, agricultura y bosques. Para un capítulo aparte, los negocios con el agua (al beber un vaso del agua que nace en nuestra tierra, tenemos que pagarla a capitales Italianos, una vergüenza). Las últimas víctimas han sido Sudan, Senegal, Filipinas y Pakistán que han sufrido revueltas a causa del hambre. Y peores son los casos de Cambodia y Etiopía. La película es una investigación sin concesiones en tres continentes sobre la cuestión del acaparamiento de tierras que es global y sobre las consecuencias dramáticas que puede tener este problema si nada se hace por proteger los interese de los campesinos y países en desarrollo. El enemigo sin rostro del mundo es ahora el capitalismo internacional.

Rubén Sanhueza Gómez
 Diario El Centro, de Talca.

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